viernes, 30 de marzo de 2012

La felicidad.

Siempre se ha comentado que tengo muy mal despertar, gruño y muerdo por las mañanas.

Yo siempre opino de ese dicho la poca veracidad que tiene, todo es cuestión de con quién me despierto.

Hoy ha sido con una sonrisa gigante, por algunas razones íntimas que no voy a contar.

Pero sobre todo por esa voz chiquitita mágica e incoherente, a unos metros de mi cama. Da vida, como si te renovaran toda la sangre nutriéndola de las cosas más hermosas, ni siquiera la creatividad de la imaginación puede describirlo ni alcanzarlo. En esos sonidos, gestos y mirada iluminada cuando te ve, una se embebe convirtiéndose en una persona insignificante acompañado de todo aquello que no sea ella. El mundo desaparece y se convierte en un universo en esa pequeña duende pidiendo toda tu atención, tus sonrisas, tus risas, tus alegrías.

Es tan bonito despertarse así, la perfección de la vida. Mi sobrina al traerme a mi niña chiquita, no solo me dio un regalo, sino que me quito todas las posibles oscuridades, neblinas y malestares para todo el día. Sentirla, mirarla es simplemente darle la vuelta a mi piel a mi persona al completo para convertirla en otra nueva, quedándome temblando ante la cosa más perfecta.

Sí, muy cierto estoy babeando, voy hacía todos los tópicos, de los padres, los abuelos, tios-abuelos y familiares ante ese maremoto que es un niño tan querido por todos. No soy original y planteo sentimientos tan viejos y conocidos como la humanidad de miles de seres, pero debéis comprenderlo.

Hoy me desperté con una gran sonrisa en los labios sintiéndome otra.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Gemelas separadas.




Lo típico de mi época juvenil era adornar las carpetas de tus apuntes con fotos, de tus actores, cantantes y modelos favoritos. Lo hice por muchos años, pero tengo una en especial en el recuerdo atesorada a la vez que guardada en una bolsa con libros.

El papel era negro, por la parte delantera La Gioconda en un tamaño que ocupaba la totalidad de la carpeta y por detrás una propaganda adquirida en una colección del sello RBA que ponía en letras doradas con el fondo negro y en tamaño cuartilla “Yo amo coleccionar” un buen lema para tener en la vida.

Si desde mis años más alocados una de mis pasiones ha sido esa sonrisa de Monalisa, hoy toca hablar de su gemela restaurada, sí he tardado en hacerlo, pues me he quedado sin saber comentar con tanto que han dicho ya.

Su gemela restaurada del Prado me parece una Belleza admirable, no hay palabras para describirla, hay mil detalles en los que fijarse y perderse, no le hace sombra la genuina con el permiso de Leonardo da Vinci. Naturalmente es mi opinión tan personal como la de miles de admiradores.

Hoy he visto en las noticias que el Louvre, no las ha puesto juntas, una sigue en su planta sótano y la del Prado en la Primera planta si mal no recuerdo. El museo francés ha dado toda clase de explicaciones, unas más creíbles que otras. Aunque sinceramente me deja el regusto de la cobardía, ante la confrontación. Las posibles comparaciones, la posibilidad de que su musa se vea en algún momento desmerecida de toda atención, ante la del Prado.

Cuan malas son las comparaciones y cuanta lastima da el no afrontar lo que podría haber sido lo mejor del siglo en los museos. Ambas hermanas juntas por primera vez, es indiferente quien se vea más bella, más envejecida, natural o mil adjetivos a buscar, si sus sonrisas son genuinas, creadas para enamorarnos por igual.

Los franceses se lo pierden, yo por mi parte solo espero con ansias que vuelva a su lugar el Prado, aquí si le damos su sitio, admirándola como merece.


martes, 27 de marzo de 2012

Una vida normal.

Falta poco para que comience el atardecer, la ventana está abierta y el viento mece el visillo, se escuchan las gaviotas graznar, se sube el edredón resbaladizo tapándose el hombro, volviéndose a acomodarse en esa cama matrimonial.

Sus ojos denotan sensualidad, calidez, pasión, entusiasmo, con las puntas de los dedos pasa la página siguiente y encuentra ese beso. Duro, fuerte espontaneo, esos que te arrollan hasta toparte con la pared reteniéndote haciéndote caer por el precipicio de la extenuación. Un leve suspiro sale de sus labios, dejando caer sin querer sobre si el libro medio abierto, mira hacia la ventana sin ver fuera, se conmueve con esa facilidad de recrear todo lo que una mujer desea, sueña en un gesto tan sublime como el acercamiento de unos labios a otros, ella que apenas siente esa sensibilidad en los suyos añora lo desconocido. Se remueve de nuevo inquieta reconociendo que jamás puede ser decepcionada si quien escribe esa novela romántica es Roberts.

Quiere saber el final, llegar hasta esas perdices, pero sabe que ha de levantarse de esa cama, salir del calor, enfrentándose a las tareas de la casa que la noche reclama como suya. Estando cortando las verduras para la cena, recae en esas personas que tanto deniegan de una novela romántica, sin haberla leído alguna vez, sin ver todo lo que puede ser en realidad, se atrincheran en lo despreciativo, pues suponen que no hay seriedad en un género así. Aclaman que no se ha de ser muy intelectual si lees “novelas rosa”, va echando las verduras en el aceite.

Si los que dicen eso vieran la gran mayoría de las librerías de esas personas que si la leen, se quedarían sorprendidos. Mira la nevera saca la carne de ella de la nata, sonríe ante la imagen de no ser una mujer de hoy en día con un cerebro activo, y todo porque le guste ver un beso en unas páginas escritas, unos sentimientos, una trama no solo de amor, sino de aventura, de acción de mil formas de las que se nutren los otros géneros.

Ah cuanta palabrería ante tanto desconocimiento. La carne está en su punto es hora de la cena y cuando la casa se quede en silencio, ella volverá a su libro, sentirá por unas horas como dos personas se pueden conocer, creer en ellas y sentir amor, en definitiva, lo que miles de personas hacen cada día sin que por eso se les tache de románticos o lo que es peor poco intelectuales y de no tener criterio.

lunes, 26 de marzo de 2012

2PM





Una de esas tantas noches en las que el sueño no llega, mi buena amiga “mí canija” Laura. Estaba acompañándome por el FB. Contándome historias para las dos íntimas y secretas, riéndonos de mil cosas con o sin importancia, pero sobre todo me enseñaba la nueva música que se hace en Corea.

Diréis no sin razón lo americanizado que pueda estar. Aunque yo solo veo buen baile, música y sobre todo juventud. Que me hace pensar cuando escuchaba mucho más joven a mis grupos, trayendo sin querer un sinfín de nombres y tarareos. A pesar de todo en ese recorrido 2PM es uno de los grupos que más escucho últimamente, sonando con aquellos otros acordes. Por ello debe tener su pequeño espacio en mi blog.

domingo, 25 de marzo de 2012

"Cómo hacerte saber" de Mario Benedetti. (recitado por Aredhel)

¨


Comparto tantas cosas de las que habla Benedetti.

Qué hoy me es imposible resistirme a compartirlas.

sábado, 24 de marzo de 2012

Coexistir en armonía.

Con las nuevas tecnologías, suelo tener un poco de alejamiento porque en algunos casos no las comprendo, otras demasiado caras y en último motivo me gusta lo práctico.

Todo el mundo tiene whasapp en el móvil, yo tengo uno de veinte euros válido para recibir llamadas, hacerlas, mandar mensajes, tener alarma y punto. No quiero algo más pues luego no lo uso, demasiadas cosas en un pequeño trastito, que no me sirven para nada y sí para decir soy muy moderna, lo habré repetido hasta la saciedad.

Con mi portátil y mi pc de mesa estaba servida, hasta hace poco. Este año me hicieron uno de los mejores regalos que podría haber recibido, indiscutiblemente hablo de cosas materiales.

Un Kindle al principio cuando me figure el regalo, exclamaba y ponía muchas objeciones. Gracias a todos por no escucharme, volverme a tomar como loquita y hacer vuestra santa voluntad. Hoy disfruto cada día de él, tanto es así que me convierto en una pesada reiterativa en dar las gracias, con lo molesto que se hace recibirlas, creo conveniente dejarlo aquí plasmado para finalizar este disco rayado, dejando de ser una palabra con mucho sentimiento a ser simplemente un acto reflejo para quienes lo reciben.

Es maravilloso, lo cómodo que es el poder estar tranquila sin la ansiedad por el espacio y en dónde colocar los libros, cuando ya es casi imposible buscar un pequeño rincón. Este aparatito tan fino, poquita cosa a la hora de mirarlo, con su poco peso, cuan inmenso se hace en su genialidad en el mismo acto de darle a una tecla y tener todos los libros en esa pantalla. Quiero dar un elogioso homenaje, por todo lo que hace por una simple lectora.

Sí, estoy con la nueva tecnología como blanca nieves con los siete enanitos, hasta ayer mismo les comentaba a mis amigas, ¡es que un libro ya me pesa en las manos! Que ingratitud la mía, a tantas horas con ese olor de nuevo o viejo en mi nariz, con esas tantas suavidades de papel en mis dedos, con la búsqueda insaciable de bellos marca páginas para esos libros, con sus hojas amarillentas por los años, a todas esas sonrisas tontas, por verlos bien colocados en la librería del salón o donde se pudiera.

Es cierto que con el entusiasmo junto con lo maravillada que estoy, pueda pesarme un libro de papel en la mano, pero también es igual de verdadero, el seguir comprando libros con sus portadas en trade, sus puntos en cinta, sus páginas de toda la vida. Pude que mis brazos hoy sientan algo de cansancio pero simplemente será recuperar la costumbre. Pues creo fervientemente que ambas formas maravillosas pueden coexistir en armonía.

Gracias a toda mi familia que me regalo el Kindle y gracias Johannes Gutenberg.