miércoles, 28 de noviembre de 2012

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cine del bueno.



Sabéis esa sensación de ladrillo en la barriga con el lagrimal todo tonto y por más caladas dadas al cigarrillo no se van. A puntito de llorar sí señor, llantina tonta desquiciada, sentimental pastosa, relajante con una dejada después de culpabilidad. 

Uno debe llorar con razón tangible, dura, real y no por una película, recreando una historia ficticia, vamos, sería lógico, normal, elocuente, de sentido común. Pero quién comprende esas emociones removiendo las carnes, venas, sangre, sentimientos, quién puede refrenar la emoción  conmovida; un témpano, un ser frío, calculador, metódico, lo que  casi todos deseamos y  unos pocos llegan a ser.

Genial entonces voy a por el pañuelo, porque entre el resfriado y la tontura cinematográfica, me veo con la cara manchada de rojeces. Respiro hondo, pensando lo maravilloso de estas  tres  horas largas viendo dos películas tan dispares entre sí, dejando en su final un montón de sonrisas unas más alegres, otras bordeadas por la tristeza. Unidas por un mismo tun-tun del corazón ¡qué bonitas! ¡Qué pedazo de noche! 

La primera fue de esas para darte el gustazo, sea dicho claro, que te vuelven loca o loco los actores, por supuesto esto con primeras y segundas intenciones. Cogí un babero para no estar manchándome la camiseta ni humedecerla, ya perpetrada en el sofá le di al play de "Turn left turn right" Martilleo nervioso en el pecho, primera imagen en acción, martilleo más sonoro, preciosa poesía en el diálogo, antes de ver el rostro de Takeshi Kaneshiro. Boca abierta al completo, cierto es que al principio me pareció rara, aunque fueron los primeros cinco minutos de hacerte conocer a la protagonista. Como he dicho antes la poesía del comienzo una belleza. La historia preciosa, su manera de tratarla el director exquisito, fotografía, música una pura coreografía. Sí, he mojado el babero, tanto por el actor (suspiro tonto) como por la película misma. La buscare para comprarla, regalándomela como uno de esos caprichitos, de Navidad o Cumpleaños.

Quería más y fui a dar con esas, tan comentada, tan elogiada, que por tanto escuchar hablar de ellas se te quitan las ganas de verla. Se podría decir, hoy era su día. El baberin se volvió pañuelo, el corazón se encogió de tal forma cabiendo en un puño, el peso del estómago con una respiración entrecortada. Creo sinceramente esta noche era la propia, para disfrutarla como una enana, a pesar de toda esa tristeza con un regusto amargo de saber que acabas de ver una película con mayúsculas. Pero todo esto ya lo saben miles de personas, pues la vieron mucho antes. Bien nunca es tarde para maravillarte con “Expiación, más allá de la pasión” 

No voy a entrar en detalles, solo os diré haced memoria y recordad, conoceréis así un poco mi sentir y opinión.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Un domingo más.


Debería de estar escarmentada. Cada domingo pasa lo mismo, las películas del medio día son de telenovela mala y barata, exceptuando aquellas vista con anterioridad, con sus salidas del cine contenta o como si me llevara los mil diablos. Una se conforma con la reposición por vigésima vez de Crepúsculo para la noche. Otra de vampiros, bastante referida con anterioridad por mí, pero y mis horas del día, un desperdicio total, voy haciendo zapping con el cansancio de la decepción metido por el cuerpo. Pasan las horas, cuando otra persona se hace cargo del mando de la televisión y su remete final tele cinco con María Teresa Campos, una gran periodista una dama de la consagrada caja visual, pero que desgraciadamente me mata poco a poco.

Con un humor negro y corrosivo me planteo si es mejor coger el libro, irme a la cama meterme bajo el edredón y a leer, debería estar escarmentada, haberlo hecho desde la finalización del telediario, pero no, una se da con la piedra cada domingo, emergiendo un deseo negro, desmotivando la buena lectura. Cabreándome conmigo misma. Con este ánimo quien puede ahora saborear un buen libro, si vas a estar pensando en la de horas perdidas, en cada minuto ante las películas mediocres.

Suena la melodía del programa, miro hacia el balcón y las nubes vienen grises, cargadas de agua, define mi estado, me levantare a por un café, fumare como una carretera. Encenderé la vela para ver su llama esperando un contagio de hom. Debería estar escarmentada, prohibirme rotundamente ver los domingos la televisión del medio día con su tarde.

Sí, debería estar escarmentada, dentro de siete días repetiré está reiteración una y otra vez.

Mi vampiro Deep


Después de muchas adversidades, esta noche he visto la última película de mi adorado Tim Burton con Johnny Deep “Sombras tenebrosas”, antes de ir a ver el lunes en el cine del pueblo “Frankenweenie” en 3D. Pero mi preferida siempre serán “Ed Wood” y “Alicia en el país de las maravillas”


No pude ir en su estreno, estaba esperando para verla en DVD, hoy se me adelantaron mis sobrinas, con la sorpresa de una noche con cena, cine y palomitas estilo pijamas. La quiero volver a ver más tranquilamente, me he divertido con ella, me ha encantado el elenco al completo y he disfrutado de la dirección de este director tan magistral. Y como no tengo ni pisquita de sueño me he ido al santo Youtube, buscando encontré este video desconocido para mí. Asi pues 3,2,1 cine.



 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los hombres de Texas.


Parte de la culpa la tiene mi adorada escritora Susan Elizabeth Phillips, esos personajes masculinos de Texas me pueden, sobre todo si tienen esa cadencia tejana al hablar. Una puede quedar de lo la más entendida figúrate he viajado a Texas; pero sinceramente yo no sé cómo suena esas voces, es la simple imaginación dibujada con el carácter de ellos, lo que me hace suspirar con una sensación de atontamiento enamoradizo. Termino cada libro con las ganas locas de ir a ese estado americano, para probar un poquito de todo lo que me pierdo. Qué no soy de piedra.

Si encima en el programa semanal de españoles por el mundo, me ofrecen ver cómo viven tan divinamente mis compatriotas, que se puede esperar. Me faltan segundos para soñar y desear ir allí, descubrirlo todo tal cual exploradora escondida en el alma. Una pequeña llama nace y calienta todo el cuerpo, la mente, imaginación, el gusto. Ah quien se puede refrenar con el ensueño de encontrar mucho más allá de nuestras manos, lo que creemos que nos falta e incluso lo que desechamos y tenemos al lado. Pues sin duda alguna todo lo lejano, dibujado con maestría por una autora o por un director de programa si nos empuja a desear, tiene que ser mucho mejor. Y el espíritu debilitado por tanta pasión se lleva días, semanas o años soñando con lo que quiere tener y no puede.

Y en esos días con ensoñaciones me encontraba yo, Dallas y pueblos para arriba, Dallas y pueblos para abajo, triunfos, limusinas, dólares y hombre perfecto, bueno, que no se diga me puse dos.  Mujer precavida me busque un español por la cosa del entendimiento. Así que en una noche de esas de tanto soñar te vuelves loca, decidí meter un poco mi vida por vereda y centrarla, abriendo el MSN para charlar con mis amigas, eso sí por nada del mundo les iba a contar en que me enfrascaba las horas del día. Una que abierto se queda mientras espero que lleguen, hago mis cositas por casa tranquilamente y cuando vuelvo a sentarme delante de la pantalla, me veo para gran sorpresa mía, una petición de un tal Eric B. con el coraje que me da eso de encontrados sin querer por el MSN. Con lo difícil que puse mi correo.

 Me pongo a investigar su perfil que ni foto tiene, lugar de residencia, Texas, porque no estaba sentada en la silla sino en el sofá de tres piezas, me dio tal mareo al ver eso escrito en ese perfil anónimo que me caí de lado y menos mal que no me fui pá el suelo. Una esta mayor para tales sorpresas y más cuando llevas soñando con ellas varios días con sus horas completas. Que hago, que no hago, le pregunto a las niñas, igual ellas me quieren presentar a  Eric. Imaginaos ese cosquilleo por el cuerpo, la incertidumbre, las ansias, las gilipolleces… una estando fría y calculadora, sabe de sobra que desconocido no llama ni al MSN y al rellano de tu puerta sino es para venderte la moto, en este caso, o bien para asesorarte sobre sexo en su página o lo más común, para sacarte las contraseñas por que andan aprendiendo a hackerar un poquito. Pero claro… esto se piensa heladamente, yo de hielo no tenía nada en esos momentos. Porque vaya la gracia de la casualidad por no decir pitorreo. Con los minutos me iba caldeando mas ante la curiosidad mala, el deseo de tontear un rato o el quedarme sin ordenador. Pues sí, no vamos a negarlo y si fuera un hombre de verdad, siempre te queda esa duda, que por ache de la vida se acaba de encontrar contigo.

En fin dejemos el cachondeo en esa esquina, que la realidad fue el grito desesperado que le pegue a mi amigo Jordi, mientras llegaban las niñas. Un hombre de confianza que me dijera todo aquello que sabía, pero no quería ver por unos minutitos de nada, pegándose el fuego a mis dedos y a mi conciencia para darle a un acepto amistad. Y naturalmente lo que ocurre en estos casos, los nervios te traicionan, pagando inocentes por pecadores, si hasta me enfade con él. Menos mal que es un santo, que yo soy él y me mando a tomar por saco en menos de un canto. Para cuando llegaron las alarmas de mis amigas yo ya estaba, calmada después de la tormenta. Pero no quemada, ahora busco otra ciudad para ensoñaciones, buscando entre los libros de Susan o puede que me vaya a Madrid con Marcos Pessaro y su Lazo Eterno.

martes, 6 de noviembre de 2012

Clásicos monótonos.


Cualquier gesto o acto que repitas y repitan una gran parte de la especie humana, se podría catalogar en dos vertientes muy dispares ¿monotonía o clásico?

Quien no se siente tentado un día gris lluvioso, ante la posibilidad de sentarse en el sofá con una manta a ver una película o bien leer un libro,  acompañado de un buen café, té o chocolate caliente. Es un reflejo cansino o una estimulante sensación de bienestar ante un día desapacible. ¿Ante el mal tiempo necesitamos la calma y su calidez? O simplemente es un hábito genético en cada ser humano llamado. No, no voy a entrar en la grandiosidad comparativa de las especies animales en este tema, seamos consecuentes y por lo tanto sólo nosotros contemos.

Naturalmente dentro de la dinámica actuamos de distintas maneras según ya nuestro sexo.

El hombre un día gris esta con el morro en modo activo, todo le suele molestar, no cabe la posibilidad de salir con los amigos de copas o sus hobbies a menos que sean en una bolera, si queda en casa va gruñendo y sintiéndose un animal acorralado. Cuando se tira en el sofá se estira todo él, poco le importa si una se quiere sentar en el sofá, pasa instantáneamente a ser simplemente de su propiedad, otra de las cosas de la casa que son suyas por derecho propio es el mando de la tele, por lo tanto nada de niñerías y romances. Hoy se verá acción en películas o bien canales de motor o esos que se ven a muchos de ellos haciendo algo que luego ni se comprende ni se sabe para qué sirven. Pero que ellos se lo pasan a  lo grande sintiéndose los reyes del mambo. A este estereotipo los llamo “Equipo A de los que no salvan ni ellos”

También están los de “hoy quiero que me admires” Se les ve venir desde lejos, sí, justo estos son todos lo que han esperado meses y meses para hacer algo en la casa, una se ha pasado recordándole cada fin de semana que tenía mil cosas que arreglar, bien fuera enchufes, luces, cualquier desperfecto, limpieza u obra en el hogar. Pero nunca encontraban la ocasión perfecta por una excusa u otra siempre faltaba algo. Llega ese día de lluvia cuando salir al jardín es poner el suelo de dentro lleno de fango, cuando arreglar la cochera es de locos ¡se van a mojar las cajas de cartón! O los enchufes y sus cortes de luz cuando en realidad lo único que le quieres gritar es ¡me dejas leer tranquila o ver la película! Si no sabes donde están las herramientas para que te pones. Si te tengo que estar ayudando y quitando las cosas que dejas en medio, hubiera llamado a otro que me cobra pero no me estropea mi día. Y al finalizar te vienen con esa cara llena de satisfacción, orgullo, con el pecho fuera a ti solo se te ocurre pasarle la mano por el hombro y pensar “si mi amor, y el año que viene me arreglas lo que hoy me has destrozado”  

Vamos a analizar los “No te preocupes”, encantadores natos, no quieren molestar ese día gris, se entretienen con lo que una quiera, es decir si te ven leyendo un libro, se guiaran por ti y cogerán otro. Cuando sonrías o pases una página, ellos seguirán en la misma y querrán comentar contigo que tal tu lectura, incluso llegaran a interrumpir la suya en todo caso de que avance en realidad, para leerte un párrafo que le hizo mucha gracia, que sagacidad cuanta inteligencia. Si por el contrario estáis viendo esa película, estará removiéndose a tu lado, tirando de la manta para taparse y volviéndola a poner bien porque te la ha quitado, “yo te tapo mujer, que no te enfríes” carraspeara en cada beso o te preguntara cada ratito “¿eso os gusta a las mujeres?” o el  “pues no es tan guapo, no sé que le veis” El colmo si en alguna de esas ocasiones se queda quieto y sin ser encantador, le llega el sueño y entre ronquidos y espavientos simultáneos, ni ves la película ni mucho menos puedes leer un ratito tranquila. Qué haríamos sin él.

Ya por ultimo llegan los “Tú no me quieres” los facilones, hombres que no se mudan del chándal de estar cómodos por casa o del pijama, apenas les sientes los pasos y ya están en la cama otra vez, pero luego cuando a la tarde noche se han despertado se sienten ofendidos. Porque le dejaste dormir. Él te avisó de que sólo era media horita para pasar luego las horas del día a tu lado, pero tú prefieres estar sola con tus cosas que no puedes compartir. Si es que las mujeres son muy malas y no les queremos nada. Total no escuchamos cuando nos dicen, ni tenemos ese séptimo sentido para ver por las paredes de la casa y ver que ellos están en los brazos de Morfeo y mucho menos tenemos el don de leer en las mentes o sueños para ver que prefieren estar con nosotras. A  ese santo chándal o pijama que se pega a la cama y sus sábanas.

Cuánto da un día de lluvia, un clásico entre los clásicos de la monotonía de vida humana y sus sexos.