jueves, 23 de febrero de 2017

Un reto que cambia.






En Junio del 2015, estaba en un momento de cambios existenciales. Los días iban pasando arrastrando una cantidad de sentimientos dispares, yo me sentía en la necesidad de aclararlos. Pienso, que todo el mundo ha podido pasar o caer en ciertas sensaciones comunes, una de ellas sin duda alguna es “porque se me va el día y no hice nada”. 

Sí, verdad que nos suena. Y no es que no se hagan cosas, pues casi todos tenemos unas tareas diarias con las que cumplir. Es la dichosa creencia, de no tener un día provechoso que nos llene. Una noción no siempre realista, más bien generada por nosotros mismos, nacida en nuestros oscuros pozos de abatimiento. 

Con esa desgana y esa idea maliciosa, impregnando mi cuerpo, pasaba algunas noches, navegando por internet, sin muchas ganas de que me dieran la monserga ni abrir las redes sociales. Me entretenía con ver blogs o páginas web. Inconscientemente buscando una salida. 

Y di con ella. 

Pero antes de acceder a ella, me tuve que ver con varias web’s, que me hicieron enfadar muchísimo, tanto era así que a las mañanas siguientes llamaba a mi prima Selenia, para contarle la indignación sentida. Indudablemente yo soy la única culpable, por pararme a leer ciertas web’s. Dónde la vida es fantástica, los cambios son tan simples como decidir qué color de casilla queremos en el parchís, en la cual los problemas no existen y tú eres la única estúpida que no sabes llevar una vida así. Por supuesto, todo es mentira el efecto dado en internet es puro vapor de baño. Qué cuando te pones a limpiar el vahó del espejo, se refleja claramente. Qué la habitación tan bonita es igual de catastrófica y desastre como la tuya, que la sonrisa solo es para la foto, los problemas llegan de igual manera que en tu propia vida. 

Llamarme inmadura, ¡qué de sofocones me lleve!

Así, con esos estados de ánimos, di con una página Web, en la que me sentí reflejada, mis caóticos cambios y mis rápidos aburrimientos, tuvieron un nombre por fin, después de tantos años. 

Soy una Multiapasionada. Un concepto nuevo, asombroso, me entusiasmo. Aún hoy sigo entusiasmada. Sobre todo me llevo a un Reto. El Reto To Do Zen. 

Y mi vida sin darse cuenta, se lleno de muchas más cosas. No, miento, visualice todos esos elementos que tenía y no le daba importancia. No los quería ver con esa singularidad que llena los días. Porque lo cotidiano se nos hace aburrido, se nos hace invisible, sin valor, cuando en realidad son esos detalles los que conforman, un día pleno. 

Ahora mismo hasta estoy sonriendo, pues se ha convertido en mi Kit Kat, en esa respiración acompasada, que me ayuda a centrarme y a sacar más jugo de mi día a día. Me gusta compartirlo con mis amigos, me encanta decirles como lo voy creando y haciendo a la vez mayor, con un simple cuaderno, que lo acompaño con un Project Life. Para concretar mis días con visiones concretas de una foto. 

No es fácil, no siempre lo hago bien, ni tengo esa constancia, pero si puedo decir, que cuando vuelvo a ese “run-run” a ese pensamiento de “porque se me va el día, y no hice nada” retomo como agua de mayo, el reto desde cero. No es que lo haya dejado del todo, pues siempre mantengo ciertos hábitos adquiridos, para facilitarme la concentración de lo verdaderamente importante.

Puedo confirmar, que cuando un amigo me dice, “nena, lo he comenzado” “Lo hago como tú y me va genial”. Me hace sentir de maravilla. Y me siento más auténticamente yo. 

Encontrar esa Web, me ha facilitado, una visión nueva, un desarrollo personal y sobre todo el desquitarme de esas cargas egoístas y desmesuradas de la culpabilidad. Por la sencilla razón, de saber que si se me va el día “sí, fue productivo” Que igual no llegue a todo, no pasa nada, ya lo haré mañana, porque hoy si tome el día, mis tareas, mis tiempos propios, con la certeza y el conocimiento de que son valiosos. Y lo más importante, lo vivo. 


http://nuevasideasnuevoscomienzos.es


jueves, 16 de febrero de 2017

Poema Espantapájaros de Oliverio Girondo



No se me importa un pito que las mujeres… tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡Pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡Pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma!

 Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres…
 ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes… la de pasarse las noches de un solo vuelo!

 Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.


”Espantapájaros” Oliverio Girondo

Descubrí esta poesía y al autor, por una promoción nueva de un banco, anunciada en la televisión. Y he de reconocer que me quede enganchada a ella, al terminar de verlo busqué rápidamente información. Hoy le hago una entrada pues me parece bellísima la forma de describir a una mujer. Y porque creo que merece la pena hacer un homenaje y dar a conocer un poco más a este autor.






martes, 14 de febrero de 2017

Volver





En ocasiones la suerte no te acompaña. En mis oídos se escuchaban los leves  compases de los villancicos, las nuevas inquietudes. Los nuevos deseos florecían como en primavera las flores. Las ganas de volver a escribir en el Blog, se manifestaron después de esos años en silencio perpetuo. 

La página en blanco, volvía a ser una página Word llena de sentimientos, pensamientos, bien enlazados, había una historia, interesante o no. Lo importante de ella, fue el logro de llegar a poner el punto final. Con ese cosquilleo interior, con una emoción achispada por el triunfo, se lo contaba a mis amigos más íntimos, esos que han estado cada día, preguntándome “si estaba bien” y aunque no comprendían la causa de mi abandono, no me recriminaban que escribiera, en mis cuadernos, simplemente para mí.  
  
Así la suerte llegó y cuando yo la pensaba, sentada junto a mí en el sofá, algo debió de importunarla y orgullosa como es, marcho sin despedirse, dejándome tiritando en ese espacio de incomprensión y vacio, que te deja un portátil roto.

Abandonada al mutismo, resumida a un simple móvil que de poco vale, a la hora de expresarse con la contundencia, de un teclado, me he visto hasta ahora. 

Y hoy día en que todo el mundo, celebra el día del amor, ese que por lo visto no vale celebrarlo, cada día de los que contiene el año, pero sí hoy porque, hoy, es, el verdadero y lo demás son mentira. Un día lleno de corazones, regalos he imposturas por la sociedad. Resuelvo imponer mi presencia, para ironizar y satirear todo aquello que es correcto.

Para volver a sacarle punta a la vida, que es cotidiana y puede resultarnos, aburrida, en esa que no solemos valorar todo lo que nos rodea, volvamos a sacarle la sonrisa. Por la sencilla razón de que me brota de dentro, y no espero ser leída, ni admirada ni comprendida, sólo pretendo ser yo misma.

Y es que la suerte es esquiva como una visita inesperada, y no siempre te acompaña.