En
ocasiones la suerte no te acompaña. En mis oídos se escuchaban los leves compases de los villancicos, las nuevas
inquietudes. Los nuevos deseos florecían como en primavera las flores. Las
ganas de volver a escribir en el Blog, se manifestaron después de esos años en
silencio perpetuo.
La
página en blanco, volvía a ser una página Word llena de sentimientos,
pensamientos, bien enlazados, había una historia, interesante o no. Lo
importante de ella, fue el logro de llegar a poner el punto final. Con ese
cosquilleo interior, con una emoción achispada por el triunfo, se lo contaba a
mis amigos más íntimos, esos que han estado cada día, preguntándome “si estaba
bien” y aunque no comprendían la causa de mi abandono, no me recriminaban que
escribiera, en mis cuadernos, simplemente para mí.
Así
la suerte llegó y cuando yo la pensaba, sentada junto a mí en el sofá, algo
debió de importunarla y orgullosa como es, marcho sin despedirse, dejándome
tiritando en ese espacio de incomprensión y vacio, que te deja un portátil
roto.
Abandonada
al mutismo, resumida a un simple móvil que de poco vale, a la hora de
expresarse con la contundencia, de un teclado, me he visto hasta ahora.
Y
hoy día en que todo el mundo, celebra el día del amor, ese que por lo visto no
vale celebrarlo, cada día de los que contiene el año, pero sí hoy porque, hoy,
es, el verdadero y lo demás son mentira. Un día lleno de corazones, regalos he
imposturas por la sociedad. Resuelvo imponer mi presencia, para ironizar y satirear
todo aquello que es correcto.
Para
volver a sacarle punta a la vida, que es cotidiana y puede resultarnos,
aburrida, en esa que no solemos valorar todo lo que nos rodea, volvamos a
sacarle la sonrisa. Por la sencilla razón de que me brota de dentro, y no
espero ser leída, ni admirada ni comprendida, sólo pretendo ser yo misma.
Y
es que la suerte es esquiva como una visita inesperada, y no siempre te
acompaña.
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