Me encanta la serie “Amelia
Peabody”, de la autora Elizabeth Peters. Lo tienen todo, aventura, misterio,
romance, diversión. Situados en la época de las legendarias excavaciones egipcias, con
maldiciones faraónicas, ladrones de tumbas y maestros del crimen. No me puedo
resistir a ellos desde que me los descubrió mi amiga Maite.
En España como siempre ocurre,
las sagas o series, las sacan como buena mente pueden o mejor dicho les dan la
real gana, así que esta comenzó desde el noveno libro. Visto así cualquiera se
puede desilusionar, pero merece la pena, aunque nos dejen con los últimos libros
sin traducir o a la espera, quien sabe en que está pensando la editorial. Por mi parte no me enfado más con ellas, es
una pérdida de tiempo, que como lector lo debo asumir aunque me parezca de lo
peor.
Una de tantas sagas que comienzan
mal cuando se editan y no sabes cómo terminaran, pero ello en vez de quitarle le aporta, son
pequeñas joyitas que se guardan en la librería con primoroso cariño. Hablas de
ellas y las recomiendas, pues a quién no le gusta viajar por el Nilo, sentir un
poco del polvo del valle de los Reyes, meterse en una pirámide buscando
tesoros, indagar entre los zocos y las pequeñas tiendas, que baratijas hay
verdaderas. Un clásico, por eso funciona y funcionara siempre, la editen como
les salga del alma.
En la espera de los dos últimos libros,
sigo con la esperanza de que otros disfruten tanto como yo de ella, “El enigma del gato grande” está ahora mismo en
las estanterías de mi sobrina, esperando
ser leído para comenzar una nueva aventura.
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