jueves, 2 de junio de 2011

Mochila de verano

Faltan pocos días para comenzar el verano, otra estación pasando con pena y gloria en la circunstancia de la vida. Su movimiento se podría marcar en un pentagrama con el sonido de las notas, tan fugaces o penetrantes en otras, incapaz de recordar la partitura una vez pasada, solo queda un leve soniquete de lo que fue y la certeza irrevocable de finalidad.

Rellenar con ideales o fantasías futuras, esperanzas, deseos, es lo que nos queda. En este periodo siempre he procurado dedicarlo a esa mochila de lecturas en las que una debe leer con la misma lentitud en la que pasa las horas de calor, serenas con esa flama lánguida. El año pasado me predisponía a comenzar con los autores alemanes, qué nadie me pregunte si lo hice, pues la respuesta es una rotunda negación, no fue debida a la desgana, si a la incompatibilidad de encontrar libros en este pueblo de dichos autores.

Al final me veré en la tesitura de ir comprando en las librerías online, que poco sabor tiene esa imagen, insulsa marcando con un ratón el pedido, pero a la vez cuanto adelanto, dos figuras casi incompatibles y unidas en una sola. Es la ley de la vida, perder para ganar en otras.

Mientras sigo escribiendo me hago la misma pregunta cuáles autores tocarán este verano, en qué lectura encallaré. Respuestas que llegaran al finalizar la estación.

Debo sacar la vieja mochila.

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