lunes, 9 de marzo de 2009

El Lector


El Lector

Bernhard Schlink

Editorial Anagrama.






Michael Berg tiene quince años. Un día, regresando a casa del colegio, empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. La mujer se llama Hanna y tiene treinta y seis años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tolstói, Dickens... El ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. Siete años después, Michael, estudiante de Derecho, acude al juicio contra cinco mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó... Bernhard Schlink ha escrito una deslumbrante novela sobre el amor, el horro y la piedad; sobre las heridas abiertas de la historia; sobre una generación de alemanes perseguida por un pasado que no vivieron directamente, pero cuyas sombras se ciernen sobre ellos.


Hablar en estos días sobre este libro es ir con la moda cinematográfica, ese cuece, cuece de la calle, es como cuando te compras ese producto del que todo el mundo habla para ser chic. Hubiera querido conocerlo antes, poder decir “yo ya lo había leído” con esa voz culturita, aunque bien pensado mi voz ya es suficientemente ronca como para meterle otras tonalidades sonoras.

Cada libro llega en el momento en que ha de llegar a la vida de una persona y se lee cuando se está preparado para ello, ¿Cuántos libros compramos y lo dejamos en la estantería esperando su lectura?, algunas veces pensamos que nuestra dejadez a leerlos es por la cantidad de atrasados que llevamos, o simplemente por que nos agrada comprar libros y amontonarlos en la librería. Mi opinión particular, mejor dicho mi caso en realidad, se podría resumir en ese camino de bagaje, ni antes ni después, en su justo momento.

Nunca dejaré de asombrarme, la cantidad de información encontrada en este medio de Internet, antes de mi viaje a Londres en una de esas búsquedas en las que hoy ni recuerdo que era, entré en la página de una de mis editoriales preferidas Anagrama, una noticia, una portada y la curiosidad hizo el resto. Suelo salir despavorida de cualquier libro que toque el tema del holocausto, en cambio esté me llamaba. En una tarde de nervios total tuve la buena idea de pasarme por la librería, en un mueble expositor encontré todos los libros de esta editorial, poco importó si debía o no comprar más libros esa semana, quién se puede reprimir por 7 euros.

No es simplemente una historia de amor, comprensión o perdón. Es un libro donde ves como se hizo para seguir hacia delante, un enfrentamiento de generaciones, y sobre todo la sensación de que este hombre habla a rasgos ya no solo de sus sentimientos, creencias, sino vivencias. Puede ser una idea creada por aquellos que lo leen premeditada por el mismo escritor, impidiendo la severidad en el caso de castigo.

Es imposible no sentir como te abre en dos, por un lado estas, fascinado por la sutileza y sensualidad de la historia de amor, al otro te representa una realidad cruel, en donde la pregunta siempre es la misma ¿Por qué? Hay momentos en que he debido de dejar su lectura, mirar lo fino que es y decirme a mi misma ¡que diablos! ¿Cómo puede algo tan escuálido decir tantas cosas?
Volver a retomarlo pues te crea la necesidad de saber sí Michael llega al indulto de ambos, hay una verdad de la que no se puede escapar, ni literariamente ni en la vida real, “uno es lo que vive, con sus consecuencias, con sus paradas, bajones, errores o victorias” y aquí se explica con una sencillez apabullante.

Dando la opción de ser juez y verdugo, para luego comprender que por más que lo intentes se toma la determinación más fácil, menos comprometida, puede que debiera ser esa; si te enfundes en la personalidad de Hanna, sí llegas a traspasar su fachada. Obtienes la visión de los claros y grises de los personajes, dobleces, prejuicios, dudas, el como van madurando con el tiempo aun cuando las heridas están abiertas, y como funciona la mentalidad de la generación después de la guerra y de aquellos que la vivieron.

Sea moda o no, es un libro que en la vida se ha de poner en el camino de cada lector, puede que no se llegue a las mismas conclusiones, unos pensarán que la absolución es la moviola del amor, y otros se preguntarán si todo es tan fácil por haber tenido el sentimiento de amar, si todo es compasión, si todo es perdonable.

No hay comentarios: