miércoles, 12 de diciembre de 2012

Año nuevo.

 Estamos en las entras rozando las puertas de un nuevo año. Entre todos los pensamientos que recorren el cerebro, alcanzo a retener dos con fuerza. Qué fácil fue la del año pasado un simple reto de lectura, cuanta comodidad en un acto ligero, con ganancias para una misma y ninguna complejidad ante la perdida. Este año, voy a dejar por el camino mochilas, pesos, ambigüedades y quebraderos de cabeza.

 No, no quiero una vida tranquila, pero si un alma sosegada. Voy a darme un valor como, persona, como amiga y cuantas etiquetas encuentre en esa relación, de carne, huesos, músculos, corazón y conciencia. Por una vez voy a exigir la misma cantidad que pienso que ofrezco a los demás, no solo migajas en las cuales me siento defraudada, robada, utilizada.

 Sí, voy a ir sacando, personas, situaciones, sentimientos, torpezas en un camino hacia delante, puede que sea un camino equivocado, pero será el mío, aquel que yo decido. Y esta vez no me dolerá, no sentiré ese desgarro de partes de mi cuerpo.

Es mi primera certeza ante los trescientos sesenta y cinco días que llegan.

 Otra de esas ideas que recorren con ansiedad mi cabeza esta mañana, va unida a una continuación, las metas trazadas aun no en las manos, esas pequeñas cosas en las que cualquier persona, cada año se ve inmersa por matar el tiempo. Pero a la vez ampliarlas, tengo hambre de conocimiento y no sé cómo llegar hasta él.

 Vuelve también un deseo liviano, esa parcela verde de mí misma, naturalista y ecologista, dando zancadas para aproximarse haciéndose escuchar. Cuantas veces habré dicho “quiero plantar un árbol”, rezagado en el tiempo de un futuro. Que de dudas ante ese acto. Mucho he querido abarcar en ese aspecto y que poco he hecho en realidad. Sea frutal o no este año quiero plantar mi árbol, dejar esa constancia de mi existir.

 Me espera un futuro, necesito prepararme para él, quiero vivirlo como presente y no como algo lejano que nunca llega.

 ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!

miércoles, 28 de noviembre de 2012

sábado, 17 de noviembre de 2012

Cine del bueno.



Sabéis esa sensación de ladrillo en la barriga con el lagrimal todo tonto y por más caladas dadas al cigarrillo no se van. A puntito de llorar sí señor, llantina tonta desquiciada, sentimental pastosa, relajante con una dejada después de culpabilidad. 

Uno debe llorar con razón tangible, dura, real y no por una película, recreando una historia ficticia, vamos, sería lógico, normal, elocuente, de sentido común. Pero quién comprende esas emociones removiendo las carnes, venas, sangre, sentimientos, quién puede refrenar la emoción  conmovida; un témpano, un ser frío, calculador, metódico, lo que  casi todos deseamos y  unos pocos llegan a ser.

Genial entonces voy a por el pañuelo, porque entre el resfriado y la tontura cinematográfica, me veo con la cara manchada de rojeces. Respiro hondo, pensando lo maravilloso de estas  tres  horas largas viendo dos películas tan dispares entre sí, dejando en su final un montón de sonrisas unas más alegres, otras bordeadas por la tristeza. Unidas por un mismo tun-tun del corazón ¡qué bonitas! ¡Qué pedazo de noche! 

La primera fue de esas para darte el gustazo, sea dicho claro, que te vuelven loca o loco los actores, por supuesto esto con primeras y segundas intenciones. Cogí un babero para no estar manchándome la camiseta ni humedecerla, ya perpetrada en el sofá le di al play de "Turn left turn right" Martilleo nervioso en el pecho, primera imagen en acción, martilleo más sonoro, preciosa poesía en el diálogo, antes de ver el rostro de Takeshi Kaneshiro. Boca abierta al completo, cierto es que al principio me pareció rara, aunque fueron los primeros cinco minutos de hacerte conocer a la protagonista. Como he dicho antes la poesía del comienzo una belleza. La historia preciosa, su manera de tratarla el director exquisito, fotografía, música una pura coreografía. Sí, he mojado el babero, tanto por el actor (suspiro tonto) como por la película misma. La buscare para comprarla, regalándomela como uno de esos caprichitos, de Navidad o Cumpleaños.

Quería más y fui a dar con esas, tan comentada, tan elogiada, que por tanto escuchar hablar de ellas se te quitan las ganas de verla. Se podría decir, hoy era su día. El baberin se volvió pañuelo, el corazón se encogió de tal forma cabiendo en un puño, el peso del estómago con una respiración entrecortada. Creo sinceramente esta noche era la propia, para disfrutarla como una enana, a pesar de toda esa tristeza con un regusto amargo de saber que acabas de ver una película con mayúsculas. Pero todo esto ya lo saben miles de personas, pues la vieron mucho antes. Bien nunca es tarde para maravillarte con “Expiación, más allá de la pasión” 

No voy a entrar en detalles, solo os diré haced memoria y recordad, conoceréis así un poco mi sentir y opinión.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Un domingo más.


Debería de estar escarmentada. Cada domingo pasa lo mismo, las películas del medio día son de telenovela mala y barata, exceptuando aquellas vista con anterioridad, con sus salidas del cine contenta o como si me llevara los mil diablos. Una se conforma con la reposición por vigésima vez de Crepúsculo para la noche. Otra de vampiros, bastante referida con anterioridad por mí, pero y mis horas del día, un desperdicio total, voy haciendo zapping con el cansancio de la decepción metido por el cuerpo. Pasan las horas, cuando otra persona se hace cargo del mando de la televisión y su remete final tele cinco con María Teresa Campos, una gran periodista una dama de la consagrada caja visual, pero que desgraciadamente me mata poco a poco.

Con un humor negro y corrosivo me planteo si es mejor coger el libro, irme a la cama meterme bajo el edredón y a leer, debería estar escarmentada, haberlo hecho desde la finalización del telediario, pero no, una se da con la piedra cada domingo, emergiendo un deseo negro, desmotivando la buena lectura. Cabreándome conmigo misma. Con este ánimo quien puede ahora saborear un buen libro, si vas a estar pensando en la de horas perdidas, en cada minuto ante las películas mediocres.

Suena la melodía del programa, miro hacia el balcón y las nubes vienen grises, cargadas de agua, define mi estado, me levantare a por un café, fumare como una carretera. Encenderé la vela para ver su llama esperando un contagio de hom. Debería estar escarmentada, prohibirme rotundamente ver los domingos la televisión del medio día con su tarde.

Sí, debería estar escarmentada, dentro de siete días repetiré está reiteración una y otra vez.

Mi vampiro Deep


Después de muchas adversidades, esta noche he visto la última película de mi adorado Tim Burton con Johnny Deep “Sombras tenebrosas”, antes de ir a ver el lunes en el cine del pueblo “Frankenweenie” en 3D. Pero mi preferida siempre serán “Ed Wood” y “Alicia en el país de las maravillas”


No pude ir en su estreno, estaba esperando para verla en DVD, hoy se me adelantaron mis sobrinas, con la sorpresa de una noche con cena, cine y palomitas estilo pijamas. La quiero volver a ver más tranquilamente, me he divertido con ella, me ha encantado el elenco al completo y he disfrutado de la dirección de este director tan magistral. Y como no tengo ni pisquita de sueño me he ido al santo Youtube, buscando encontré este video desconocido para mí. Asi pues 3,2,1 cine.



 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los hombres de Texas.


Parte de la culpa la tiene mi adorada escritora Susan Elizabeth Phillips, esos personajes masculinos de Texas me pueden, sobre todo si tienen esa cadencia tejana al hablar. Una puede quedar de lo la más entendida figúrate he viajado a Texas; pero sinceramente yo no sé cómo suena esas voces, es la simple imaginación dibujada con el carácter de ellos, lo que me hace suspirar con una sensación de atontamiento enamoradizo. Termino cada libro con las ganas locas de ir a ese estado americano, para probar un poquito de todo lo que me pierdo. Qué no soy de piedra.

Si encima en el programa semanal de españoles por el mundo, me ofrecen ver cómo viven tan divinamente mis compatriotas, que se puede esperar. Me faltan segundos para soñar y desear ir allí, descubrirlo todo tal cual exploradora escondida en el alma. Una pequeña llama nace y calienta todo el cuerpo, la mente, imaginación, el gusto. Ah quien se puede refrenar con el ensueño de encontrar mucho más allá de nuestras manos, lo que creemos que nos falta e incluso lo que desechamos y tenemos al lado. Pues sin duda alguna todo lo lejano, dibujado con maestría por una autora o por un director de programa si nos empuja a desear, tiene que ser mucho mejor. Y el espíritu debilitado por tanta pasión se lleva días, semanas o años soñando con lo que quiere tener y no puede.

Y en esos días con ensoñaciones me encontraba yo, Dallas y pueblos para arriba, Dallas y pueblos para abajo, triunfos, limusinas, dólares y hombre perfecto, bueno, que no se diga me puse dos.  Mujer precavida me busque un español por la cosa del entendimiento. Así que en una noche de esas de tanto soñar te vuelves loca, decidí meter un poco mi vida por vereda y centrarla, abriendo el MSN para charlar con mis amigas, eso sí por nada del mundo les iba a contar en que me enfrascaba las horas del día. Una que abierto se queda mientras espero que lleguen, hago mis cositas por casa tranquilamente y cuando vuelvo a sentarme delante de la pantalla, me veo para gran sorpresa mía, una petición de un tal Eric B. con el coraje que me da eso de encontrados sin querer por el MSN. Con lo difícil que puse mi correo.

 Me pongo a investigar su perfil que ni foto tiene, lugar de residencia, Texas, porque no estaba sentada en la silla sino en el sofá de tres piezas, me dio tal mareo al ver eso escrito en ese perfil anónimo que me caí de lado y menos mal que no me fui pá el suelo. Una esta mayor para tales sorpresas y más cuando llevas soñando con ellas varios días con sus horas completas. Que hago, que no hago, le pregunto a las niñas, igual ellas me quieren presentar a  Eric. Imaginaos ese cosquilleo por el cuerpo, la incertidumbre, las ansias, las gilipolleces… una estando fría y calculadora, sabe de sobra que desconocido no llama ni al MSN y al rellano de tu puerta sino es para venderte la moto, en este caso, o bien para asesorarte sobre sexo en su página o lo más común, para sacarte las contraseñas por que andan aprendiendo a hackerar un poquito. Pero claro… esto se piensa heladamente, yo de hielo no tenía nada en esos momentos. Porque vaya la gracia de la casualidad por no decir pitorreo. Con los minutos me iba caldeando mas ante la curiosidad mala, el deseo de tontear un rato o el quedarme sin ordenador. Pues sí, no vamos a negarlo y si fuera un hombre de verdad, siempre te queda esa duda, que por ache de la vida se acaba de encontrar contigo.

En fin dejemos el cachondeo en esa esquina, que la realidad fue el grito desesperado que le pegue a mi amigo Jordi, mientras llegaban las niñas. Un hombre de confianza que me dijera todo aquello que sabía, pero no quería ver por unos minutitos de nada, pegándose el fuego a mis dedos y a mi conciencia para darle a un acepto amistad. Y naturalmente lo que ocurre en estos casos, los nervios te traicionan, pagando inocentes por pecadores, si hasta me enfade con él. Menos mal que es un santo, que yo soy él y me mando a tomar por saco en menos de un canto. Para cuando llegaron las alarmas de mis amigas yo ya estaba, calmada después de la tormenta. Pero no quemada, ahora busco otra ciudad para ensoñaciones, buscando entre los libros de Susan o puede que me vaya a Madrid con Marcos Pessaro y su Lazo Eterno.

martes, 6 de noviembre de 2012

Clásicos monótonos.


Cualquier gesto o acto que repitas y repitan una gran parte de la especie humana, se podría catalogar en dos vertientes muy dispares ¿monotonía o clásico?

Quien no se siente tentado un día gris lluvioso, ante la posibilidad de sentarse en el sofá con una manta a ver una película o bien leer un libro,  acompañado de un buen café, té o chocolate caliente. Es un reflejo cansino o una estimulante sensación de bienestar ante un día desapacible. ¿Ante el mal tiempo necesitamos la calma y su calidez? O simplemente es un hábito genético en cada ser humano llamado. No, no voy a entrar en la grandiosidad comparativa de las especies animales en este tema, seamos consecuentes y por lo tanto sólo nosotros contemos.

Naturalmente dentro de la dinámica actuamos de distintas maneras según ya nuestro sexo.

El hombre un día gris esta con el morro en modo activo, todo le suele molestar, no cabe la posibilidad de salir con los amigos de copas o sus hobbies a menos que sean en una bolera, si queda en casa va gruñendo y sintiéndose un animal acorralado. Cuando se tira en el sofá se estira todo él, poco le importa si una se quiere sentar en el sofá, pasa instantáneamente a ser simplemente de su propiedad, otra de las cosas de la casa que son suyas por derecho propio es el mando de la tele, por lo tanto nada de niñerías y romances. Hoy se verá acción en películas o bien canales de motor o esos que se ven a muchos de ellos haciendo algo que luego ni se comprende ni se sabe para qué sirven. Pero que ellos se lo pasan a  lo grande sintiéndose los reyes del mambo. A este estereotipo los llamo “Equipo A de los que no salvan ni ellos”

También están los de “hoy quiero que me admires” Se les ve venir desde lejos, sí, justo estos son todos lo que han esperado meses y meses para hacer algo en la casa, una se ha pasado recordándole cada fin de semana que tenía mil cosas que arreglar, bien fuera enchufes, luces, cualquier desperfecto, limpieza u obra en el hogar. Pero nunca encontraban la ocasión perfecta por una excusa u otra siempre faltaba algo. Llega ese día de lluvia cuando salir al jardín es poner el suelo de dentro lleno de fango, cuando arreglar la cochera es de locos ¡se van a mojar las cajas de cartón! O los enchufes y sus cortes de luz cuando en realidad lo único que le quieres gritar es ¡me dejas leer tranquila o ver la película! Si no sabes donde están las herramientas para que te pones. Si te tengo que estar ayudando y quitando las cosas que dejas en medio, hubiera llamado a otro que me cobra pero no me estropea mi día. Y al finalizar te vienen con esa cara llena de satisfacción, orgullo, con el pecho fuera a ti solo se te ocurre pasarle la mano por el hombro y pensar “si mi amor, y el año que viene me arreglas lo que hoy me has destrozado”  

Vamos a analizar los “No te preocupes”, encantadores natos, no quieren molestar ese día gris, se entretienen con lo que una quiera, es decir si te ven leyendo un libro, se guiaran por ti y cogerán otro. Cuando sonrías o pases una página, ellos seguirán en la misma y querrán comentar contigo que tal tu lectura, incluso llegaran a interrumpir la suya en todo caso de que avance en realidad, para leerte un párrafo que le hizo mucha gracia, que sagacidad cuanta inteligencia. Si por el contrario estáis viendo esa película, estará removiéndose a tu lado, tirando de la manta para taparse y volviéndola a poner bien porque te la ha quitado, “yo te tapo mujer, que no te enfríes” carraspeara en cada beso o te preguntara cada ratito “¿eso os gusta a las mujeres?” o el  “pues no es tan guapo, no sé que le veis” El colmo si en alguna de esas ocasiones se queda quieto y sin ser encantador, le llega el sueño y entre ronquidos y espavientos simultáneos, ni ves la película ni mucho menos puedes leer un ratito tranquila. Qué haríamos sin él.

Ya por ultimo llegan los “Tú no me quieres” los facilones, hombres que no se mudan del chándal de estar cómodos por casa o del pijama, apenas les sientes los pasos y ya están en la cama otra vez, pero luego cuando a la tarde noche se han despertado se sienten ofendidos. Porque le dejaste dormir. Él te avisó de que sólo era media horita para pasar luego las horas del día a tu lado, pero tú prefieres estar sola con tus cosas que no puedes compartir. Si es que las mujeres son muy malas y no les queremos nada. Total no escuchamos cuando nos dicen, ni tenemos ese séptimo sentido para ver por las paredes de la casa y ver que ellos están en los brazos de Morfeo y mucho menos tenemos el don de leer en las mentes o sueños para ver que prefieren estar con nosotras. A  ese santo chándal o pijama que se pega a la cama y sus sábanas.

Cuánto da un día de lluvia, un clásico entre los clásicos de la monotonía de vida humana y sus sexos. 

lunes, 23 de abril de 2012


Para celebrar el día del Libro, tenía pensando comprarme uno. 

Al final me ha sido imposible salir, por lo tanto y como cuenta iré a la página del Círculo a pedir alguno, he de revisar bien la revista. Pero antes de ello y sobre todo de irme a leer un ratito para celebrarlo todo en condiciones, quisiera compartir este video que me ha parecido precioso. 
 
Feliz día del Libro ¡Qué pasen buenas lecturas! 



viernes, 20 de abril de 2012

Cuando pase la tormenta.


Título: Cuando pase la tormenta

Autor: Lucía de Vicente

Editorial: Éride Ediciones

Colencción Letra Ñ










Lucia de Vicente, estudió periodismo y durante muchos años ejerció como tal en las páginas de una reconocida revista. Qué la llevo a dar el salto de noventa grados, enfrascándose en un género poco común para los de su gremio, como es la romántica; sin duda alguna su placer por estas novelas de amor. Podría haber ido por muchos otros caminos al igual que hicieron muchos periodistas. Pero ella, se plantó la muleta del desafío valiente, cogió al toro por los cuernos, regalándonos “Cuando pase la tormenta”. Si algún lector tiene la más mínima duda, solo puedo decir, que ha demostrado sus tablas con creces, no es otra periodista curioseando en el mundo literario. Lucía ha marcado su territorio y viene para quedarse, para nuestro regocijo.

Algunos lectores, guardan ciertas reticencias ante un escritor novel, en lo general el escritor se va haciendo poco a poco en el largo camino de los años, recorre un estrecho pasillo literario hasta llegar a la redondez totalitaria en la estructura de un libro. Es poco frecuente ver que en un primer libro este aprendizaje esta completado, sin fisuras. Una grata sorpresa para aquellos todos los que hemos abierto sus primeras páginas, con el sentimiento de expectación. “Cuando pase la tormenta” es un raro espécimen cerrado siempre con esa sonrisa apreciativa acompañada del calor de un sol lejano en un país africano.

Yo quería ir a Kenya y estuve allí. En ese viaje, encontré unos compañeros llenos de realidades, no eran simples esbozos escritos con letras una detrás de otra, estaban igual de vivos que yo, con sus tropiezos, secretos, dudas, miedos y dragones que matar.

Mary es una mujer de mucho valor, fuerte muy fuerte, aun cuando te fijas con atención ves una calidez reforzada con una sensibilidad única, es lo normal en los de fuerte carácter te fijas en su caparazón de roca dejando pasar las corrientes subterráneas. Mary no es un personaje estereotipado, ni generalizado. Es como toda lectora con sus momentos altos y bajos en una vida, aprendiendo a fuerza de golpes, al igual que todo hijo de vecino. Por eso me gusta, es una mujer normal, tal y como cuando nos miramos al espejo, o miramos por la calle. No hay mayor logro en un personaje que hacerlo vivo, real, traspasando de un mundo de papel.

Si ella es fuerte y capaz, no digamos su compañero, David Sildford. La palabra justa para definirlo es control; pero todo esto no hace que sea creíble o se convierta en un ser de carne y hueso, lo hace posible, esos pequeños detalles de actos, gestos, la inteligencia y la comprensión el ir de menos a muchísimo más. Para arrebatarte el corazón está dotado de un humor negro y divertido. Sin duda alguna es el mejor guía para contratar, en ese viaje por Kenya.

Unidos hacen el círculo perfecto.

Los amigos que les rodean, son maravillos, nos le hacen el camino difícil muy al contrario ayudan a quitar esos velos, con los que nos resguardamos más personas. Todo va acompañado y salpimentado junto a unos elocuentes y agudos diálogos, una trama envolvente atrapándote en los sentimientos más variados, hasta llegar a la cumbre la brillantez del buen hacer. No me puedo olvidar porque aun tengo la piel tibia por el sol de Kenya, del trabajo tremendo que se aprecia en la documentación. Lucía de Vicente, te transporta desde las paredes de tu casa hasta ese país, eso no lo hace cualquiera.

No esperen una simple novela romántica, porque este no es el caso.

Sí, he estado de viaje, disfrutando de un romance perfecto, que se ha ido recreando ante mi mirada, una bonita y bella historia de amor.

Por todo ello, por mucho de lo que callo, invito a todo buen lector y lectora que se aprecie, a dejarse llevar por estas páginas. Con el convencimiento de que al cerrarlo, la satisfacción estará aposentada en uno.

No hay nada mejor que la literatura redonda y “Cuando pase la tormenta” lo es.

Qué ustedes lo disfruten tanto o mejor que yo.

viernes, 13 de abril de 2012

Lucía de Vicente. Te lo mereces cariño.

Cuando de verdad quieres, te sientes orgulloso de los logros, decaído por los tropezones, preocupado cuando hay problemas.

Pero hoy quisiera dar golpes de tambor con los platillos en alto, trombones por las calles, confetis música para festejar y si me apuráis hasta gran carroza, con tractor o su caballería de pura sangre, lo más llamativo, esperando que todo ello capte las emociones más extraordinarias, ante el notición que me ha dado hoy mi amiga Lucía.

Pues, sí hoy me siento feliz, alegre, orgullosa, emocionada y temblorosa. Gracias por compartir esos momentos, los cachitos de vida, con esta loca descarriada.

Olé, por ser grande.


luciadevicente.blogspot.com

H2O.

Hay una ráfaga de viento en el pueblo bastante alarmante, las nubes pasan con una rapidez hacía el mar a dentro. Unas son más grises que otras, se puede imaginar lo cargadas de agua que están, ese vapor alejándose de la costa.

Es curioso hace unas semanas ha llovido, nos hizo lamentarnos por muchas razones y aun así no fue equitativamente para todas las provincias, ni mucho menos suficiente en algunos casos. Uno de los tantos temas que me fascinaban en biología era el agua, sus lluvias, precipitaciones. Hoy en día es una discusión molesta, como esas verdades de algunos políticos que se quedan difuminadas en el sonido estridente en los gritos de las mentiras. Hay tantas cosas ahora mismo que una persona se ha de tomar en serio. En algunos casos podremos hacer una pequeña lucha ante lo inapropiado, lo incorrecto, mas en otras se nos escapa de nuestra naturaleza.

Sería fantástico ser un Wells con una máquina del tiempo, para arreglar el desastre en el cual vivimos, o puede que convirtiéramos esa ayuda, para el egoísmo de unos pocos hambrientos de poder. Mi ideal este medio día, sería tratar el cambio climático o con un solo botón hacer la lluvia caer, claro arreglaría muchas otras cosas, pero siendo consecuente no podría modificar tanto la historia, esa de la cual hablamos pero en realidad poco conocemos. A la gente le gusta decir “yo sé, yo sé” en el impulso de dar credibilidad a su persona como intelectual y educación. Me gustaría pensar que aprendemos de ella, de sus miserias, maldades, locuras y grandezas.

Sé que me estoy marchando del tema central, el agua.

Veo la posibilidad de siempre ayuntamientos, enfrentados por el mejor postor o ayudas entre ellos, no lo tengo claro. Pero aun así veo como un bien común un recurso natural, se convierte en esa sal acreditativa de riqueza. Los campos se van secando ardiendo a los primeros rayos de sol o en la mano del hombre, los pozos secos con los cortes necesarios para el regadío de las materias primas principales, comida. No estoy siendo alarmista, aunque sí sé que es un corte de agua y estar sin ella. Tampoco estoy en un país con carencias esenciales. Y aun así no logramos provocarla ni controlarla en su estado más puro. ¿Qué nos espera en el próximo otoño? ¿Este verano, controlando los fuegos corrosivos? ¿Los cortes de agua? ¿Familias perdiendo ayudas y más embargos por la falta de ello para sus campos?

Me podéis decir alarmante, exagerada, inclusive que hay problemas mayores, como la maldita crisis monetaria, que lleva a toda una familia a no saber de que vivir, ni que hacer, mientras los bancos nos comen como si fuéramos chicharrones.

Mi única defensa es objetar que todo es importante, en algunos casos no puedo poner la balanza en el temor y la certeza de aquello que está mal y trae consecuencias. Y si ya me calla la forma de expresar mis propios pensamientos, que me queda, mirar cómo pasan las nubes llenas de vapor de agua hacia otro lugar. Cuanto tendría eso de conformismo.

jueves, 12 de abril de 2012

Rico, rico, rico.

Estoy a dieta.

Llevo casi dos meses, con lechuguitas, guisos sin patatas, pescado, carnes que usualmente ni las pruebo, verduras, fibras, centeno y sobre todo yogures de los que te ayudan en la digestión. En definitiva estoy como la gran mayoría de las personas, no por que llegue el biquini y haya que enseñar ombliguito, más bien por qué comer sano y equilibrado es bueno para una misma, sobre todo cuando tienes el vicio peor visto por la sociedad, el tabaco. Sí, soy una marginada doblemente, pero esta no es la cuestión, no es el camino que debía tomar.

Yo quería ir hacia la comprensión, la causa que nos lleva a privarnos de grasas y comidas opíparas. A pasar a ver canal cocina, inclusive los que no entiendes de nada pues te vienen en otro idioma, pero tu hambrienta disfrutas viendo, como burbujea el agua de cocción, el ruidito de los higadillos refriéndose en su jugo, los pasteles de carne con su cebollita y ya no digamos esas tartaletas embadurnadas con azúcar de todas las clases posibles.

Una siente el gruñir de su propio cuerpo, va hacia la cocina abres la nevera, la cierras desesperada, en ella no hay nada que guste tanto como lo visto; sales despavorida de la tentación, te miras al espejo que usualmente lo has colocado en un lugar estratégico de la casa, marcas la ropa en tu cuerpo para ver tu figura sin esos kilos que antes asumías tener. Y te vuelves a sentar a ver el siguiente programa. Por que igual el día que termines la dieta, en un siglo venidero, podrás invitar a tu casa a todos aquellos que ni conoces, con tal de cocinar todo lo que ves y saboreas imaginariamente. Te vuelves a levantar miras por el balcón es la hora en todas las casas preparan la cena, esos olores te llegan, te insinúan y el chino de tu acera, comienza a danzar hacía arriba con sus rollitos de primavera delante de tus pupilas. Mejor cerrar el balcón volver al salón donde no has cambiado de canal, coges un cigarro lo enciendes con la pequeña esperanza de alejarte de los invasores nervios agarraditos de la mano de un pollo relleno, para la cena. Sientes la necesidad de lagrimear como una niña, suspiras, recapacitas, es bueno estar a dieta, es fabuloso comer debidamente, vas a por esa meta imaginaria de ser como todo el mundo de moda “sana” aunque sea a medias.

Comienzas con el zapping, mejor te entretienes con el portátil, ¡por fin una distracción para no pensar! ¡Tú amiga te habla! ¿Ya has cenado?

Qué se contesta, ante tal pregunta normal por el horario, lógica abriendo una conversación superflua.

¡No, aun no es mi hora y hoy me toca un yogur con algo de fruta, pero si quieres te como a ti con salsa picante, muy poquito a poco!

Qué lentas pasan las horas para tu ligera sana e insípida cena. Será, igualmente una es un tanto sádica. Pero qué diablos, esa sonrisa boba y tonta cuando te puedes meter la mano por las tallas, no necesita visa, solo fuerza de voluntad. Esa sensación no tiene precio.

Voy por mi cena, ¡qué riquísima está!