Quedan bastantes cosas por recoger, enseres del hogar, ropa de diario, pequeños detalles, libros…muchas cosas con sus palabras justas y bien dichas, guardadas poco a poco en cajas de cartón, cerrándolas con esa cinta y dejando atrapados en ellas, todos aquellos sentimientos o sensaciones de un tiempo que se agota.
Podría haber terminado en cualquier ciudad del mundo, jamás se me ocurrió la posibilidad del pueblo, no era cosa de prejuicios, simplemente fue el único lugar en el que no pensé, como algo real.
Ya tengo ideas claras de cómo pretendo hacerlas y como encontrarlas, luego cuando este en mi nuevo hogar, le haré un lugar de honor, para cuando quiera sentir de nuevo, solo alzar la vista y revivir todos los momentos, guardados entre marcos de madera y no cartones baratos.
Mientras llega ese sábado y domingo, debo tener tijeras en mano para ir cortando y cerrando, cajas de cartón llevando mi vida dentro. Algunos días son más dolorosos, otros recuerdo lo que allí me espera y una leve sonrisa recorre mis ojos, después de todo cuándo se abre una caja siempre hay sorpresa, por muy frágil que sea lo que lleva dentro.
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