lunes, 7 de marzo de 2011

Sín escudo

Cuán importante es un título, no es menester encontrarse rodeado de una portada llamativa ni elocuente. Si en esas palabras que abarcan la capacidad de tanto trabajo, cautivan, evocan e inspiran a un ser inconcreto buscador de un entretenimiento por unas horas dadas, en una lectura, se logra tener la mayor parte ya ganada.

Recrear el alma de esas páginas en una frase casi siempre corta, comprende un conocimiento no sólo del mercado y su marketing, sino del ser humano, de los estados en que una persona se pueda encontrar, de aquellos deseos íntimos llenos de mil tonalidades, inclusive de las ansias de lo que no se puede vivir, hasta la simpleza de pasar un rato distraído. Logrando con todo ello, recaer las miradas en esas letras llevando al explorador, al movimiento de la compra, dejando atrás de si magistrales portadas con letras doradas e insípidas para sus retinas, reteniendo en sus manos esa pieza encajada en su momento concreto.

Cuántas veces nos ha ocurrido, sin saber porque. En muchas habremos dado con lecturas más o menos de nuestro agrado, entre esos vaivenes en ocasiones hemos encontrado coronas dignas de una reina. Asombrándonos a nosotros mismos, leyendo mientras con la sorpresa volvemos otra vez a su título sin ver si quiera que dibujo o imagen hay embelleciéndola. Pues el diseño carece en esos segundos de importancia, fueron sus palabras las que nos llevaron por esa senda, descubriéndonos una pieza sin igual, solemos quedarnos con esa mirada un tanto anonadada, mientras una sonrisa va haciéndose paso por nuestros labios, el tic de la comprensión llega a nuestra mente, ensamblando de nuevo tal como en la librería la causa de cual este es el elegido y no otro.

Olvidamos con gran facilidad que las palabras llegan al alma, el lector ha de ir sin escudo para escuchar que retiene sus pupilas, que remueve sus inquietudes, por ello cuando va con prejuicios dados por críticas y opiniones, solo ve una portada llamativa, dejando atrás la llamada exclusiva para él, de esos libros arrinconados de los que no se suelen hablar.

Esos que en su título, remueven la esencia del ser humano.

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