miércoles, 3 de noviembre de 2010

Cinta, tijeras y cartón

Quedan bastantes cosas por recoger, enseres del hogar, ropa de diario, pequeños detalles, libros…muchas cosas con sus palabras justas y bien dichas, guardadas poco a poco en cajas de cartón, cerrándolas con esa cinta y dejando atrapados en ellas, todos aquellos sentimientos o sensaciones de un tiempo que se agota.

Podría haber terminado en cualquier ciudad del mundo, jamás se me ocurrió la posibilidad del pueblo, no era cosa de prejuicios, simplemente fue el único lugar en el que no pensé, como algo real.

No voy a despedirme de mi gente, ni deseo esa fiesta sorpresa “yuju para que no nos olvides”, mis intenciones son otras, me iré tal como si volviera en unos días, con la imagen de un verano caluroso y no un otoño en su esplendor, será una mentira piadosa de esas calmantes para el espíritu.

No visitaré mis lugares y rincones secretos de mi ciudad, sólo asomare la retina por cierto dragón de una montaña hueca, en la puerta de la lonja. Este fin de semana si el tiempo acompaña como si fuera tormentoso, voy a salir con mi cámara en mano, seré esa típica muchacha de sonrisa en el rostro haciendo fotos, en una ciudad que se muestra al alcance de la mano para disfrutar de ella, para hechizarla y dejarla con el sentido de pertenencia. Si vais por el centro y os topáis con esa muchacha no la distraigáis, que no será el momento, ira buscando el sabor en los iris de los caminantes y captarlos con su lente.

Ya tengo ideas claras de cómo pretendo hacerlas y como encontrarlas, luego cuando este en mi nuevo hogar, le haré un lugar de honor, para cuando quiera sentir de nuevo, solo alzar la vista y revivir todos los momentos, guardados entre marcos de madera y no cartones baratos.

Mientras llega ese sábado y domingo, debo tener tijeras en mano para ir cortando y cerrando, cajas de cartón llevando mi vida dentro. Algunos días son más dolorosos, otros recuerdo lo que allí me espera y una leve sonrisa recorre mis ojos, después de todo cuándo se abre una caja siempre hay sorpresa, por muy frágil que sea lo que lleva dentro.


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