martes, 2 de noviembre de 2010

Lunaritos de piel

Tengo muchas cosas para contar, la cuestión no es la escasez, en todo caso sería, el ir esbozándolo paulatinamente. En este sentido tengo una gran ayuda mi sobrina María, sí, qué haría yo sin ella, aquí está retozando en la cama mientras yo intento hilvanar algún tema sustancioso, mientras se retoca la coleta llena de extensiones y me va ideando un plan de lo que podría hablar.

Sus temas son mi lora, a la que ella muy sagazmente le dice Urraca, el pescaito frito que hemos comido hoy, el flamenco es que ella es sin duda muyyyyyyyyyyyy sevillanita, dejadme pensar ah si ya caigo la salsa, no de esas enriquecedoras de platos, sino de las que se baila con Celia Cruz. A este momento llega a incorporarse de la cama, a cantar con el soniquete y a mover los hombros y el cuerpo sin ir al suelo, que elegancia la suya y que desparpajo único inaudito para no caerse del colchón y seguir bailando.

Cómo sabe que estoy escribiendo de ella, la chica que sale a su tía en lo lista que es, se levantó y juntó una silla justo a mi lado para ver que voy diciendo de ella, no hay que contar que si no le gusta algo, me pone morritos y me dice “tita qué malísima eres” si en cambio es de su agrado y como ya expuse antes el estimulo ciudadano que tiene suelta algunos “olé, olé” sin lugar a dudas grandes palabras que lleva en ellas un cúmulo de expresiones en una sola, si es que ya se sabe para que decirlas si nos las podemos comer. A lo que mí María llama “vocabulario ahorrativo” ¡Qué veinte años en ella!

Antes que nada aclarar que se celo un poquito, pues digamos que tienen un rifirrafe entre las mayores de haber a quien queremos más y cual es la más mimada, eso de que hablará antes de ella de su prima Loleta, le puso las orejas rojas y no es de lobera al canto sino de irritación. Sus amenazas llegan a decirme sin tener internet en casa que va a escribir un Blog, mis carnes tiemblan ante tamaño desvarío, pues como no sea de las fiestas que se da todos lo fines de semana, no tengo ni la mas remota idea de que puede contar, claro si habla de mi la cosa sería distinta. Naturalmente estoy ironizando.

Pues mi propia sobrina no sabía ni quien era Nabokov, se fue para las hortalizas y no para Lolita. Sí, esta juventud que no ve un libro ni de lejos. Cierto, expongo aquí una exageración, pues teniendo mi sangre eso es casi imposible, pero ahora les dio a todas por leer al italiano de Moccia, mmm sin comentarios alguno. Por que lo anda leyendo Iker Casillas ais hasta donde vamos a llegar con tanto intelecto.

Ojo me acaba de decir que ella es muy intelectual, pues en su cabeza tiene muchas preguntas e interrogantes, pero que ahora mismo por desgracia no las recuerda… bendita juventud y sus claros al aire.

En fin como esta entrada más bien es un poco para dejar constancia de su persona, no ha sido pretendida ninguna mofa, pues quién lo tome así se mofa de mí y eso es peligroso, voy dejando paso a las verdaderas entradas. Dicho esto os he presentado ya a una de mis sobrinas. Con sus locuras y desatinos de años que nos pasaron ya de largo a todos, pero que cuando se tienen al lado te hacen volver a disfrutarlos, qué haría yo sin mis niñas y mis niños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con veinte añitos no hace falta saber quien es Nabokov, quien los pillara! Bendita sea su juventud y su cara porque su cabecita no da pa mas y para terminar comentando algo de su persona selo le dire ole ole ole